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Desde los años 40 se ha utilizado el término de ‘primera ayuda psicológica’, para referirse a la respuesta humana, de apoyo a las personas que sufren y pueden necesitar ayuda, después de algún evento crítico, como resultado de emergencias y catástrofes. Por ejemplo, terremotos, asaltos, secuestros, la muerte repentina de algún ser querido, etcétera.

Sin embargo, no fue sino hasta 2012 cuando la Organización Mundial de la Salud comenzó a difundir el protocolo y sus múltiples beneficios como el primer eslabón de una secuencia de ayuda.

Los PAP son una técnica de intervención inmediata al evento crítico, ya que las personas se encuentran vulnerables y se busca evitar una mala gestión que cause mayor daño físico y psicológico. Son un puente entre la fase de shock y la adaptación a la realidad.

En suma, buscan:

• Reducir el estrés tras el evento traumático, aminorar el riesgo de desarrollar el trastorno por estrés postraumático (alteración física y emocional transitoria; aparece como respuesta a un estrés excepcional que rebasa las capacidades de enfrentamiento de la persona)
• Conectar a las personas que sufren con su red de apoyo, contactos personales, como familia, amigos, vecinos, o conectarlos con los servicios comunitarios disponibles, de acuerdo con sus necesidades, por ejemplo, albergues, comedores gratuitos
• Incentivar al reconocimiento de su autonomía
• Fomentar la toma de decisiones, sin importar cuan pequeñas parezcan
• Animar al cuidado personal básico
• Informar acerca de lo que puede esperar la persona, es decir, qué síntomas pueden aparecer y en cuánto tiempo tienden a disminuirse

Si usted cree que la situación que vive rebasa sus capacidades de afrontamiento, lo invitamos a que nos contacte para ayudarle a sobrellevarla. Comuníquese a SIMISAE; el servicio es gratuito: 800-911-3232 o escriba a centrodiagnostico@serfelizsisepuede.com.mx