Muchas veces nos hemos maravillado al leer historias de personas que, a pesar de la adversidad, lograron salir adelante y triunfar. Pero pocas ocasiones nos detenemos a profundizar en qué hicieron para superar sus traumas y heridas. A esa capacidad, se le conoce como “resiliencia”.
¿Cómo podemos enseñársela a nuestros hijos?La resiliencia, según Suárez-Ojeda y otros (2004), es la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado de manera positiva por ellas.
Esa entereza se desarrolla por la influencia de varios entornos: familiar, escolar y social. El primero es el de mayor influencia.
En definitiva, los buenos tratos hacia los hijos será la base para desarrollarles una estabilidad emocional. Ese control de los padres, la empatía, la capacidad de vincularse o apegarse y el estilo de crianza, desarrollan la confianza que requieren los niños.
El padre, la madre o los cuidadores cumplen el papel más importante no solo por proporcionar cuidados, sino por guiarlos, acompañarlos y apoyarlos a superar momentos dolorosos.
Las redes de apoyo en el cuidado y crianza pueden influir de manera significativa, porque si el niño no encuentra en los padres el cobijo, comprensión y amor que requiere, podría buscarlo en otra persona de su entorno.
Si consideras que necesitas apoyo para ampliar los recursos que mejoren tus capacidades parentales y tener modelos más sanos para tus hijos, comunícate con nosotros al Centro SIMI de Salud Emocional. Estamos para escucharte las 24 horas, los 365 días.
Fuentes:
Ibarra Rocca, Julieta (2015). Taller de resiliencia para niños y niñas en acogimiento residencial. Universidad de La Laguna.
López Fuentes, Norma (2009). Resiliencia y salud en niños y adolescentes. Universidad del Estado de México.