Es normal que estés feliz y, de repente, haya algo que te ponga de mal humor o triste. Tal vez estás en una fiesta, pero alguien te tira una bebida encima o te enojaste con tu pareja, y tu estado de ánimo es otro. En esta situación existe un motivo que justifique ese cambio y después ya te sientes mejor. Sin embargo, cuando estos cambios son extremos y se acompañan de una serie de signos o síntomas que salen de la conducta habitual de la persona y generan problemas en su entorno y relaciones, puede tratarse del trastorno bipolar.
Tal vez te has burlado de alguien que se molesta fácilmente llamándolo bipolar, pero este trastorno es grave y no tiene nada de gracioso. Las personas experimentan cambios de ánimo bruscos y poco comunes. En un momento están felices y eufóricos (episodio maniaco), y en otro, se sienten tristes y sin esperanzas (episodio depresivo). A esto se le conoce como ciclos. Y generalmente, las personas tienen estados de ánimo normales entre cada ciclo.
A este trastorno también se le conoce como enfermedad maníaco-depresiva. Además, están acompañado de problemas para dormir y dificultad para pensar con claridad.
El trastorno bipolar afecta a más de 30 millones de personas en todo el mundo y está entre las 20 causas principales de discapacidad. No existen causas específicas de esta enfermedad, pueden ser genéticas o deberse a una estructura anormal de las funciones cerebrales. No hay una edad específica para presentarse, puede ser desde la adolescencia o al inicio de la etapa adulta; también puede darse en niños y adultos mayores. Y afecta por igual a hombres y mujeres, sin importar etnias.
Este trastorno puede generar episodios psicóticos, pero puede tratarse con medicamentos y terapia. Por eso la importancia de recibir ayuda profesional, psiquiatras y psicólogos, para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado.
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